Reflexión: “Cuando escribo me siento viva”

Diríase que la luz del mundo me ha dejado de llegar.

Mi inspiración está rota, vacía o quizás solo descansa.

Sé que esa luz esta en los ojos de los demás, en un amanecer,

en la lluvia, en el sol, en el cantar de un pájaro, en una lágrima,

en una risa, en un pesar, en una sonrisa, en una muestra de cariño,

en un cantar, pero para mí se ha convertido en efímera; mi desconsuelo es tal que no reacciono a semejante olvido.

Cuando escribo me siento viva, y lo intento pero esa luz no me llega y eso me sume en el letargo, en la impotencia del olvido.

La impotencia me puede, puede conmigo, nada me consuela, nada me conforta. Una y otra vez lo intento, pero blanca la página se queda y nada escribo, el desconsuelo puede conmigo.

Mis escritos, mis poemas siempre salieron de mi corazón, de mis adentros ni rebuscados ni retorcidos, de lo que vivo, de lo sentido.

¿Será que para escribir no sirvo?

¿Será que escribir solo puede hacerse de cabeza, eligiendo las palabras, rebuscando y no con el corazón y los sentidos?

Quizás sea que físicamente viva estoy porque respiro,

pero esa muerte del sentimiento por dentro se haya fallecido,

esa fuerza creadora no encuentro, recorro la penumbra 

sin dejar de buscarle sentido, pero como afilados cuchillos,

se han clavado en mis adentros,  me impide expresar como siempre lo he sentido ¿Qué me pasa? ¿Qué han hecho conmigo? ¿Qué me ocurre? Quizás tan solo sea que para escribir no sirvo?

Me siento muerta interiormente y es que solo me siento viva cuando escribo.

Mª José Ferrer González