La madrugada me ha llegado con el alma
inquieta,
los ojos y la mente muy despiertos.
Dormirme he intentado, pero ¡ha sido
inútil!
Los cuchillos de la noche han ido
avanzando,
sin poder serenar mis inquietudes.
Sería inútil aguardar a la aurora
para que volviese esa calma quieta,
para guardar tan solo la memoria
de un día ya pasado, como tantos otros,
que vamos acumulando,
con todos los sinsabores, alegrías y penas
que en esta vida nos van pasando.
Pero ¡he aquí que, el tiempo es el mismo,
tan solo gira y se va renovando.
Este es relativo, somos nosotros los que
nos pasamos.
Mis sueños hoy están cansados,
la madrugada lo ha captado.
Por mis venas
corre ya el veneno de la decepción y el
desengaño.
¿Cómo podré calmar su frío extraño?
Si pudiese extinguirme,
retornar a la nada
porque ya nada espero,
retornar a los sueños.
Sí, a los sueños,
para retomar la ilusión
de tenerte por siempre,
para ahogarme en tus brazos
y dormir profundamente,
eternamente, a tu lado.
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