Sueños inquietos me llevan a
amaneceres tempraneros, alazanes negros que recuerdan el pasado y el presente del futuro incierto
Y en la noche oscura escribiendo, sigo quitándole tiempo al tiempo mi
corazón le dicta sin prisas a mis dedos, y yo aprendiz de poemas y versos
intento plasmar con cautela, porque solo así viva me siento.
Recuerdo mi niñez, los brazos
protectores de mis padres espantando mis miedos, las inquietudes de mis sueños,
con sus cantos me devolvían al placido descanso, calma quieta, voz callada,
solo sus brazos y el canto de una nana, cual princesa en mi caballo blanco
galopaba, soñando alcanzar la luna que tanto me gustaba.
¡Hace tanto tiempo que se fueron y sin embargo aun siento sus abrazos!
aunque ya no me retornen al placido descanso, ni sea esa princesa, ni oiga sus
cantos, y la luna mi aliada, como si el tiempo no hubiese pasado.
Las asignaturas de la vida, los miedos y los quebrantos, sola he ido
aprendiendo, como pude los fui espantando, no sin sufrimientos y llantos, sin
abrazos protectores ni caballos blancos.
¡Hoy toca librar otra batalla, las inquietud y la incógnita me
acompañan! quitándole tiempo al tiempo casi estoy en la antesala, con la
armadura que todo lo pasado me regalo, pero yo sé que solo por fuera luce y que
en verdad no sirve de nada, solo el cariño y el amor ganan a lo desconocido, no
existen guerras ganadas a la vida, con armaduras inventadas.
La fe, el cariño de la amistad, del amor, y mis recuerdos me acompañan
¡buen ejército aunque estén en la retaguardia!
¡Ya amanece, los alazanes negros de mis inquietudes dan paso a la
princesa que con los abrazos de sus padres en su caballo blanco galopaba! sin
miedos, preparada, ya tan solo habla el viento de la mañana y en la lejanía
una…nana.
Mª José Ferrer González.
® Reservado todos los derechos de su autor
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