Como el viento furioso, a la deriva voy,
las sombras de la noche, por compañía,
eterna fugitiva de mi misma, del pasado,
del presente, de la
misma vida,
observo el azul donde
convergen,
los sueños muertos y las ilusiones,
como frágiles cristales rotos se esparcen,
descuartizando impíamente la piel del alma.
Me hallo entre los escombros que inician,
un viaje sin fin al infinito.
Y en esta absurda búsqueda, el viento se presenta,
como enemigo, y en el camino observo jirones de sentimientos,
que nada tienen que ver con los míos.
Son el reflejo que me hacen recordar, que soy mortal,
imperfecta como tal, y que en esos sentimientos,
que duda cabe que hay retazos… de los míos.
Carmen Marina Santana Y
Mª José Ferrer González
.® Reservado todos los derechos de su autor.
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